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Las últimas películas que estuve viendo son de terror. Siempre fui bastante cagón, pero ya hace varios años que empecé a consumir cine de terror. Aunque todavía sigo corriendo cuando apago la luz y tengo que subir las escaleras de noche, pero bueno, soy medio masoquista y me gusta sufrir, por eso veo pelis de terror.
Algo que note dentro de este género es el sexo. Casi siempre hay algo relacionado al sexo.
Uno de los “sub géneros” de terror que estuve viendo estos últimos meses es de demonios, posesiones y esas cositas. Como no podía ser de otra cosa, me puse a pensar en el sexo… y los demonios.
Como buena persona de bien, fui a escuela católica.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.
Me crié con educación católica y con una fuerte idea de culpa. Culpa frente al sexo. Que si te haces la paja Dios te castiga. Que masturbaste es como tener sexo con 600 demonios…
Altas orgías estuve entonces jeje
De qué estoy haciendo algo malo. Prohibido.
Culpa por acabar y masturbarme, todas esas mierdas que por suerte crecí y entendí muchas cosas. Me acuerdo que pensaba que me hacía la paja y se iba a materializar el mismísimo Lucifer a llevarme a su calabozo en el infierno. Y yo mirando hacia arriba, preguntándole al niño dios porque me pasaba eso: “Y bueno, sos un pajero…”
Por suerte nunca pasó. Nunca me hice la paja…
Volviendo al tema: Sexo y demonios. Si, aunque no lo crean es una relación que siempre estuvo presente.
Demonios que se meten en los sueños… húmedos
Uno de los primeros resultados que encontré cuando empecé a investigar fue sobre los íncubos y súcubos. Son bastantes conocidos estos demonios. Si, son demonios. Definiendolos rapidamente un íncubo es aquella entidad demoníaca que toma la forma de un hombre y busca tener sexo con mujeres dormidas, el demonio con forma de mujer que busca coger hombres es súcubo.
Se dice que portan una gran belleza y sensualidad, buscando seducir a sus víctimas para meterse en sus sueños y violarlas.
Una especie de Freddy Kruger juguetón que te coge.
Por eso, en la antigüedad, los sueños eróticos y sexuales estaban mal vistos. Porque si tenías un sueño de esas características era porque te habían visitado. Piensen que en el cristianismo el sexo está ausente en el cielo, por el contrario se lo relaciona con el diablo, demonios…
Se dice que los íncubos buscaban a jóvenes vírgenes, mientras que los súcubos buscaban alimentarse de la sangre y energía de adolescentes y monjes.
El famoso mago Merlin parece que era hijo de un íncubo. Su madre describió en The History of the Kings of Britian de Geoffrey de Monmouth, el misterioso íncubo que la visitaba seguido en su pieza a la noche: “alguien parecido a un hermoso hombre joven, quien frecuentemente me hacía el amor en forma de hombre” (someone resembling a handsome young man” who “often made love [to her] in the form of a man). Fijense que no afirma que la visitaba un hombre, sino que usa la palabra “resembled” (se parece a…), como indicando que sabía que no era humano a pesar de su hermoso disfraz.
El sexo con demonios es más antiguo de lo que creemos. Una de las primeras menciones que podemos encontrar es en las escrituras de la Biblia, más específicamente en Genesis 6:4, en la versión del Rey Jacobo dice: “En aquellos días había gigantes en la Tierra; y después, cuando los hijos de Dios llegaron a las hijas del hombre y engendraron hijos, estos fueron hombres poderosos desde la antigüedad hombres de renombre”. En la Nueva Versión Internacional, la palabra “gigantes” se traduce como “nephilim”, que es considerado como un híbrido entre ángeles y humanos. O sea un engendro fruto del sexo entre angeles y humanos.
Algo que tenemos que tener presente es que para la iglesia tener sexo fuera del matrimonio era una abominación, algo innombrable e inconcebible, por lo tanto ilícito. Como era ilícito… Ahí aparecen los demonios como culpables de querer coger. Según Tomás de Aquinos, los demonios no tenían género, por lo tanto podían aparecerse tanto como hombres como mujeres
Quería saber más. Continué investigando y me encontre con muchísima información y testimonios de sexo con demonios durante la caza de brujas llevada a adelante por el cristianismo, la cual “alcanzó su macabra cúspide entre los sigles XIV y XVII”, según el historiador David M. Friedman en su libro Cultural History of the Penis. Y adivinen cual era uno de los “crímenes” más comunes por lo que se acusaba de brujeria… Si, el sexo con demonios.
Acá prepárense porque hay cosas increíbles.
Demonios y brujas
La autora Melusine Draco, en su libro Pagan Portals – Pan: Dark Lord of the Forest and Horned God of the Witches, cita al doctor Hope Robbins, una autoridad en brujería: “La curiosidad de los jueces (en los juicios de brujas) era insaciable para recabar la mayor cantidad de detalles posibles sobre las relaciones sexuales y su tarea de extremar los interrogatorios fue recompensada con abundantes fantasías repugnantes”. Y agrega que la “mezcla de inquisidores lascivos y mujeres histéricas a punto de ser quemadas o colgadas generaban casi todos los relatos, que eran completamente producto de fantasías/ficciones eróticas y neuróticas”.
La curiosidad de los jueces (en los juicios de brujas) era insaciable para recabar la mayor cantidad de detalles posibles sobre las relaciones sexuales y su tarea de extremar los interrogatorios fue recompensada con abundantes fantasías repugnantes”
Los libros teóricos sobre brujería, como el infame Malleus maleficarum, escrito por Heinrich Kramer, detalla explícitamente como las mujeres estaban “predispuestas por naturaleza” al mal y que atraían la maldad hacia ellas a partir de su lujuria insaciable. En un pasaje de Malleus detalla: “Las mujeres hacen todo a causa de la lujuria carnal, que… es insaciable en ellas. Por eso, para cumplir sus listas, se juntan incluso con demonios» y que las brujas “se entregan a la inmundicia diabólica mediante la cópula carnal con demonios íncubos y súcubos… dedicándose en cuerpo y alma [a los demonios]».
El Profesor Walter Stephen, en su libro Demon Lovers: Witchcraft, Sex, and the Crisis of Belief, señala que “sin la diabolofanía, un encuentro personal con un demonio, la necesidad de creer en la realidad demoníaca nunca podría satisfacerse”. Por esa razón, estas ansiedades religiosas fueron forzadas de forma violenta en las personas de la Edad Media, como una necesidad de constante reafirmación, que extraidas mediante tortura y fuerza bruta, como una “prueba”, y reforzando la “verdad” a través de tratados teóricos y literatura sobre brujería. Es más, el autor agrega que el sexo con demonios no aparecía hasta la etapa de la tortura, en donde la mayoría estaba guionado, con el objetivo de crear respuestas satisfactorias para los interrogadores, respuestas que reafirmaban esa prueba de relación carnal. Para la iglesia, el sexo era el modo mediante el cual no solo obtenían una prueba irrefutable de la existencia de los demonios, sino que también obtenían conocimiento. Por eso, cuanto más descriptivas fueran las “confesiones” de las brujas, sobre el cuerpo físico de sus amantes demoníacos, o el “conocimiento carnal”, más pruebas tangibles tenía el clero de la existencia indefinida de demonios y seres corpóreos.
De más está decir que estas confesiones fueron obtenidas bajo tortura y como resultado de una larga, violenta y misógina cruzada contra las mujeres que no cumplían con las normas patriarcales.
¿Cómo era el sexo con esos demonios?
La búsqueda me llevó a encontrar relatos sobre cómo eran esos encuentros carnales con estos seres del inframundo. “Extremadamente carnoso”, eso escribió un inquisidor en 1845 sobre el pene del Diablo, además dijo que muchas brujas “quedaban agotadas durante varios días después del encuentro”.
Los testimonios continúan.
En Life and Conversation of Temperance Floyd, Mary Lloyd ; and Susanna Edwards Three Eminent Witches (1687), se indicó que Temperance declaró en una “confesión libre” que “el Diablo asumiendo [un] cuerpo frío, tenía frecuentemente relaciones carnales con el conocimiento de ella”. Algo similar se describe en The Kingdom of Darkness (1688), en donde el diablo se le apareció en una oportunidad a Rebecca West cuando se estaba yendo a la cama, y le dijo “que se casaría con ella, algo que no podría negarse, besándola con unos labios fríos como la arcilla”.
Ninguno de estos autores explica porque la temperatura del cuerpo es algo importante, la población de esa época entendería que un cuerpo frío no podía reproducirse. La presencia de estas afirmaciones, muestran lo importante que era, tanto para los autores como para los lectores, establecer que el Diablo no podía tener hijos. En textos sobre demonología del mismo periodo, entraron en mayores detalles. Describen la “semilla” (semen) con falta de calor vital y tan fría que no era posible que sea potente. En Daemonologie (1597) escrito por James VI y I, se indica que tanto si el Diablo aparecía en su forma espiritual o poseía un cuerpo de una persona muerta “el esperma sería intolerablemente frío para la persona abusada”.
La sola idea de que el Diablo podría reproducirse era bastante alarmante, porque suponía que podía acrecentar su cantidad de seguidores en la tierra, lo que ponía a la gente inocente y temerosa de Dios frente a un mayor riesgo por la “maldad de las brujas”.
Las descripciones físicas de los demonios eran bastante coincidentes entre “las acusadas”, y se pueden destacar cuatro categorías: antropomórficos, de una belleza imposible, con pies inhumanos y monstruosos. Estas consistencias pueden deberse a que las preguntas en esos interrogatorios estaban enfocadas para un determinado fin, a través de los abusos y torturas los interrogadores querían que las víctimas dijeran lo que ellos querían escuchar y por lo tanto lo que estaba alineado con sus visiones.
El libro Strix, sive de ludificatione daemonum, escrito por Gianfrancesco Pico della Mirandola, está basado en un juicio a una bruja en el que el autor participó. En el texto, Strix es acusada de brujería, y es cuestionada e interrogada por tres hombres sobre su encuentro sexual con un demonio. Ella cuenta que su amante demoníaco llamado Ludovicus, apareció “en todos los sentidos como un hombre normal excepto por un pequeño detalle: sus pies. Eran como los de un ganso y estaban al revés, por lo tanto apuntaban hacia atrás”. Uno de los interrogadores, Dicastes, explica que la razón de esto es porque el Diablo puede crear una «imitación casi perfecto del cuerpo humano” pero siempre falla en los pies, ya que Dios los hace salir a proposito hacia atras, para que las personas no sean engañadas ante la presencia de un demonio. Gracias Dios.
Cuando le preguntaron a Strix si Ludovicus se había mostrado alguna vez con otro tipo de pies, Strix respondió: “nunca de otra forma” y “siempre aparecía en forma de humano cuando quería copular conmigo”. Esto generaba que la acusada sea automaticamente culpable de haber pecado, porque no tenía excusa de no saber que habia tenido sexo con un ser impuro.
Una confesión similar hizo Walpurga Hausmännin en 1587 en Alemania. La comadrona licenciada confesó que en 1556 (31 años antes de su juicio), tuvo una aventura de una noche con un compañero de trabajo. Pero despues de que tuvieron sexo, Walpurga comenzo a notar terrorificas peculiaridades de su amante que apuntaban a que no era humano… “Sus pies eran pezuñas hendidas y una de sus manos parecía hecha de madera”. Walpurga se dio cuenta del horror que había hecho, pero eso no impidió que volviera a tener sexo con el Diablo la siguiente noche cuando se presentó en la misma forma. Y más tarde se embarcó en “una orgía contigua de excesos sexuales» con el Diablo.
Seguro se preguntan cómo era el pene del demonio… Yo sí ¿Y saben que? Hay testimonios de eso.
En 1845 un inquisidor escribió que “era extremadamente carnoso» y que muchas brujas «quedaban agotadas durante varios días después del encuentro». Una testigo examinada por el juez frances Pierre De Lancre (Encyclopedia of Witchcraft de Rossell Hope Robbins), dijo que el miembro del diablo estaba siempre “como el de una mula, habiendo elegido imitar a ese animal como mejor dotado por la naturaleza; que era tan largo y grueso como un brazo… y que siempre exponía su instrumento, de forma y medidas tan bellas «. No solo dijo que tenía el pene de ese tamaño, sino que “apareció tanto como hombre o como mula”. Este tipo de declaraciones y descripciones eran bastante comunes, pero se volvieron mucho más frecuentes en 1570, cuando las “teorías de las brujas” y los juicios no solo se reanudaron, sino que lo hicieron a partir de que estas confesiones comenzaron a ser mucho más violentas y sensacionalistas, alejándose de la idea de que el acto era placentero para la acusada.
Volvemos a citar la declaración de Strix, a quien nombre unos párrafos arriba. Ella afirmó que “las partes que se ponen son parecidas a la carne y los huesos, pero más grande que las de cualquier mortal”, pero también eran “más suaves y muy parecidas al lino o a la lana de algodón que ha sido atada y densamente empaquetada”. Toda esta morfología del Diablo, no interfirió con el placer de Strix, quien sintió un “placer como ningún otro en la tierra”. Uno de los interrogadores conjeturó que esto pasaba porque el demonio se presentaba como alguien hermoso, bien dotado y que fingía estar enamorado de las brujas.
Otros demonios
La historia con sexo con demonios abudan también en la literatura medieval. Es más ¿ubican el logo de Starbucks? Esa sirena de dos colas, se llama Melusina. Si bien su mito varía, hay algunas cosas que coinciden, por ejemplo que es mitad hada y mitad humana. Además es hija de un hada llamada Pressina, quien tuvo sexo con un humano, fruto de lo cual nace Melusina. En una versión del mito, se dice que Melusina busca tener sexo con hombres para librarse de una maldición que pende sobre ella. Así que puede ser que el logo en el café simbolice que Starbucks te está garchando con el café… No sé, la tiro.
Otro nombre que surgió en esta búsqueda fue Lilith. La cual es una entidad que se menciona por primera vez en el Talmud babilónico, el cual fue escrito entre los siglos III y IV. Allí se la describe como un espíritu oscuro con una sexualidad incontrolable y peligrosa, se dice que ella misma se fecundó con el esperma masculino para crear demonios. Lilith trascendió en la mitología de diversas culturas como la hitita, egipcia, griega, israelita y romana. En etapas posteriores, su influencia se extendió hacia el norte de Europa. Era considerada un símbolo de caos y sexualidad, atribuyéndole la capacidad de hechizar a aquellos que la encontraban. Además, su leyenda guarda vínculos con los primeros relatos sobre vampiros.
Rebecca Lesses, profesora de estudios Judíos en la Universidad de Ithaca, escribe que “los liliths como categoría demoníaca, junto con los lilis masculinos, han existido desde hace miles de años”. Además, dice que siempre se creyó que el linaje demoníaco de Lilith busca parejas sexuales: “Un texto describe que los liliths se aparece a los seres humanos, a hombres en forma de mujer y a mujeres en forma de hombres, se acuestan con todos los seres humanos en la noche y durante el día”.
Cómo vimos, el sexo con demonios es algo que data de mucho tiempo y que ha estado presente a lo largo de toda la historia. Podría seguir por muchos párrafos más compartiendo testimonios sobre encuentros sexuales con seres impuros y demoníacos. Queda, por ejemplo, toda la rama de sexo con vampiros, ya que en cierto punto es un personaje demoníaco e impuro, pero vamos a cortarlo aquí. O también el sexo con fantasmas, las cuales pueden ser almas impuras…
Me quedo si con varias cosas de esta nota. Primero que la iglesia como siempre metiendo las narices y castigando. Pero no sin antes tomar nota de esos testimonios, que como nombré mas arriba, cuanto más detallistas mejor. Posiblemente después esos inquisidores y jueces de las brujas se hacían alta paja a partir de esos relatos ficticios y producto de asquerosas torturas. No pensé que iba a encontrar tantos testimonios de esa época.
Si esta noche sueñan con algún ente hermoso que se aparece en sus sueños para coger, disfruten y diviertanse, posiblemente sean fantasías eróticas que andan dando vuelta por su cabeza. No va a ser un demonio. A menos que esa sea su fantasía. Cogerse a Lucifer.
Conclusión (?)
En resumen, la conexión entre el sexo y los demonios ha sido una narrativa persistente a lo largo de la historia, influenciada por creencias religiosas y mitos. Desde los íncubos y súcubos de la antigüedad hasta los juicios de brujas medievales, la iglesia ha utilizado la asociación entre el sexo y los demonios como medio de control. Sin embargo, al examinar de cerca estos relatos, vemos cómo muchas de estas historias fueron fabricadas bajo tortura y reflejan las ansiedades sociales de la época. Aunque el tema puede explorarse desde diversas perspectivas, es crucial reconocer la complejidad de estas narrativas y la influencia de factores culturales en la construcción de mitos sobre encuentros sexuales con seres demoníacos. En última instancia, la ironía detrás de estas creencias destaca la intersección entre lo divino y lo carnal en la imaginación humana a lo largo de la historia.
Fuentes consultadas:
- A Mind of Its Own: A Cultural History of the Penis – David M. Friedman (2001)
- Pagan Portals – Pan: Dark Lord of the Forest and Horned God of the Witches – Melusine Draco (2016)
- Malleus maleficarum – Enrique Kramer y Jakob Sprenger (1486)
- Demon Lovers: Witchcraft, Sex, and the Crisis of Belief – Walter Stephens (2002)
- Life and Conversation of Temperance Floyd, Mary Lloyd ; and Susanna Edwards Three Eminent Witches: Lately Condemed at Exeter Assizes ; Together with a Full Account of Their First Agreement with the Devil: with the Manner how They Prosecuted Their Devillish – J.W. (1687)
- The kingdom of darkness: or the history of dæmons, specters, witches, apparitions, possessions, disturbances, and other wonderful and supernatural delusions, mischievous feats, and malicious impostures of the Devil: Containing near fourscore memorable relations, forreign and domestick, both antient and modern. Collected from authentick records, real attestations, credible evidences, and asserted by authors of undoubted verity. Together with a preface obviating the common objections and allegations of the sadduces and atheists of the age, who deny the being of spirits, witches, &c. With pictures of several memorable accidents. – R.B. (1632?-1725?)
- Dialogus Strix: sive de Ludificatione Daemonum – Giovanni Francesco Pico della Mirandola (1523)
- Encyclopedia of Witchcraft and Demonology: An Illustrated Encyclopedia of Witches, Demons, Sorcerers and Their Present Day Counterparts – Robbins, Rossell Hope (1959)
- Sex with Demons Was Totally Chill Until the Church Ruined It – Diana Tourjée
- Satanic Seduction – Early Modern Medicine