“Esa compulsión… va no sé si esa es la palabra. Pero esa necesidad de pajearme todo el tiempo ya se está volviendo un problema. No sé si seré adicto o que mierda, pero hay momentos que no puedo concentrarme o seguir con lo que estoy haciendo a menos que me masturbe.
Pero seamos honestos, no hay mejor momento que la Paja.
Ese instante cuando sabes que estas por llegar al orgasmo, y decidís si la apuras para acabar o frenas un poco para alargar el placer.
No permitiéndote acabar, haciéndote sufrir, pero disfrutando de ese sufrimiento. Saben que la Paja es todo.
Nadie, pero nadie, va a conocer tu pija o concha como vos. Por eso es tan linda la masturbación.
La velocidad. La técnica. Los movimientos de tu cuerpo. La respiración… Ufff lo escribo y me caliento, ya me hice la película en mi cabeza.
La respiración… que a veces tenés que aguantar no hacer gemidos, o respirar profundo y midiendo para que no te descubran. Eso es la Paja, todo eso y más.
Yo me acuerdo todavía mi primera Paja, no se exacto la edad porque soy malísimo con esos datos, pero me acuerdo que cuando “acabe”, pensé que me meaba encima y fui corriendo al baño. También de las técnicas que iba aplicando para cada momento y lugar masturbatorio. Si tenía mucho o poco tiempo, o si tenia que hacer el menor movimiento posible. Movimientos precisos y no bruscos… así conocí la paja lenta, en donde acabar era una gloria.
Acabar…
El otro día escuche una definición que me gusto: “pequeña muerte”.
Llegar al orgasmo, ese segundo donde te retorces, tensionas las piernas, los dedos de los pies, apretás los cachetes del culo. Eso es muerte y vida. Es un instante en donde te elevas a un plano astral de sexo pajeril y te chupa todo un huevo/ovario.
No sé si soy un adicto, este texto lo hice sin pajearme, simplemente quería, o necesitaba, escribir y contarles sobre la Paja. Espero (y creo que casi seguro) que piensen igual o parecido, y sino mala suerte.
Si no nos vemos les deseo buena paja y buen orgasmo amigues…
(Este texto salió en un taller de El Cuaderno Azul con Juan Sklar, que cuando termine de leerlo me dijo “sommelier de la paja”)
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