Términos y condiciones: ¿Qué aceptamos cuando las aceptamos?

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He leído y acepto los términos y condiciones. Siguiente, siguiente, siguiente. Acepto, acepto. “¿Nos otorga su alma?”, ACEPTO. Todos los días, cuando instalamos una App o nos creamos una cuenta en una red social, siempre pasamos rápido la parte de los términos y condiciones, nadie las leyó nunca. Pero… ¿Qué es lo que realmente dicen esos párrafos interminables?

Hoy en día uno de los bienes más preciados, por no decir que es el que más codiciado, son los DATOS. Nuestros hábitos de consumo, nuestras relaciones, nuestras consultas, nuestras búsquedas en Google, y demás, es información que da poder a quien la sabe usar. Recalco en la palabra “nuestra” porque siempre creemos que nos pertenecen, pero lamento decirte que no es así. Todos esos datos son utilizados para diferentes fines por las grandes empresas, por ejemplo para crear perfiles de usuarios, ya sea para consumo o influencia. Las grandes empresas que juntan y recaudan esa información muchas veces la comparten con terceros,  pero ¿está escrito en algún lado?

Algunos hechos importantes

Con respecto a la historia de los “términos y condiciones” en internet, podemos decir que se comienzan a aplicarse a finales de la década del 80 y principios de los 90, pero no fue hasta mediados de los 2000 que la compañía Toysmart entró en quiebra. Este hecho es importante, porque esta empresa no tuvo mejor idea que salir a vender su base de datos de más de 195.000 perfiles, con toda la información personal, comportamiento de compra, relaciones y demás. Cuando los usuarios se enteraron se sintieron estafados, y para principios de año 2001 cientos de proyectos se presentaron en el senado estadounidense con el objeto de proteger la información privada.

Lamentablemente el 9/11 cambio el juego. El atentado a las Torres Gemelas generó que salga la Ley Patriótica, la cual es una de las herramientas más fuertes en la lucha contra el terrorismo, cambiando para siempre los “Términos y Condiciones”. Por ejemplo, nuestro fiel amigo Google: antes del 2001 decía, en sus políticas de privacidad, que almacenaba las cookies para las preferencias del sitio y para saber si “es la misma computadora que se conecto hace 2 días”, pero que en ningún momento saldría como “José Pérez se conectó desde Estados Unidos”. Sin embargo, luego de las Ley Patriótica cambio un poco, sobre todo agregando que en caso que las leyes o un juez requieran cierta información, la debían otorgar. En otras palabras, sos anónimo hasta que ellos no quieran que lo seas.

Una curiosidad, el gigante de búsquedas tiene un archivo online con todas las versiones de sus políticas de privacidad,  desde que arranco el sitio hasta el presente. Existe Wayback Machine, que es como un archivo mundial de internet, en donde a lo largo del tiempo fue tomando y copiando las distintas páginas web para guardarlas (es decir que si quisiéramos ver cómo era YouTube en el año 2005 podrías entrar en Wayback Machine navegar como si estuviéramos en el pasado), cuando ingresamos a ver cómo era Google en el 2001, las políticas de calidad difieren bastante de la versión que no otorga el propio buscador en su archivo “personal”. Por eso nos preguntamos ¿Qué es lo que no quieren que leamos?

Deal with the Devil

La verdad está a la vista

Hay algo que es real, la mayoría de estos acuerdos de términos y condiciones, están redactados de manera simple y realmente dicen lo que hacen con nuestros datos. Pero, el uso de letras mayúsculas, una tipografía que no es tan amigable, el tamaño pequeño de la misma; genera que a simple vista sean palabras casi sin espacio entre ellas, incomodas para leer. Por ejemplo, la compañía inglesa Gamestation puso por 24 horas un curioso ítem dentro de sus términos y condiciones: serian “dueños de tu alma inmortal”. A lo largo del día que duró este chiste, juntaron más de 7000 “almas inmortales”. Obviamente que la empresa lo hizo para demostrar el poco interés por parte de los usuarios por leer los términos y condiciones.

Otra cosa, de la cual se aprovechan las empresas, es que en los tiempos que corren, donde nosotros, lo usuario, queremos todo inmediatamente y sin esperar ni un segundo de más, también somos culpables por no leerlas. Si tuviéramos que leer todos los términos y condiciones que aceptamos, nos llevaría alrededor de 180 horas al año, casi un mes de trabajo anual simplemente leyendo solamente políticas de privacidad.

¿Pero qué es lo más inquietante?

“Investigar, prevenir o actuar en caso de actividades ilegales”, esta frase se encuentra en gran parte, y llama la atención la palabra PREVENIR, sobre todo porque se estaría actuando o juzgando de antemano, casi como la película de Tom Cruise “Minority Report”, donde se arrestaba a la gente por crímenes que todavía no cometió. Bueno algo de eso hay en esta palabra, ya que, como denuncio John Snowden, el gobierno de Estados Unidos vigila las conversaciones de todo el mundo, y cuando detecta una posible amenaza actúa para “prevenirla”.

Un ejemplo fue un niño de 11 años que cuando murió Osama Bin Laden, twitteo con aires de preocupación que: “El presidente Obama debía cuidarse de los kamikazes con chalecos bomba”. Por esto, el FBI fue a su escuela para entrevistarlo como posible terrorista. Otro caso fue el de un comediante que luego de estar por más de 3 horas haciendo fila en un local de Apple, volvió a su casa para descansar y se puso a ver la película “El club de la lucha”. Mientras descansaba y disfrutaba del film, twitteo la TRANSCRIPCION de un dialogo de Edward Norton etiquetando al local de Apple con el cual estaba enojado. A las horas un equipo SWAT estaba en su casa revisándole todo y haciéndole preguntas.

Los “términos y condiciones” son claros, nos dicen que la información podría ser usada por terceros, así como también nos informan que estas “políticas de privacidad” que aceptamos pueden ser modificadas en cualquier momento sin ningún tipo de aviso previo. Por lo tanto estamos a merced de estos gigantes tecnológicos.

Que hacer como usuarios

Si bien cada día hay más conciencia sobre nuestro comportamiento online, es real que la mayoría de las veces, por no decir todas, no podemos utilizar una App o una red social si no aceptamos esos “Términos y condiciones”. Hay muchos que están luchando contra estos gigantes tecnológicos para resguardar los datos de los usuarios, pero saben que justamente esos DATOS son los que les otorgan un PODER inimaginable para poder moverse libremente. Dato de color, Facebook fue uno de los que más se impuso y luchó para que los “términos y condiciones” continúen como están. Por ejemplo, sabían que por más que quieran eliminar un perfil de Facebook, y les pregunte 3 veces si están seguros de borrarlo y nosotros aceptemos y no ingresemos nunca más a la red social, quedándonos tranquilos que ese perfil se eliminó para siempre… Bueno la información no se borra, y si en unos años Facebook quiere disponer de esos datos puede hacerlo.

Esta nota es simplemente un pantallazo sobre los “Términos y condiciones”, ya que es un tema que necesita un análisis muchísimo más profundo y extenso, en donde por ejemplo deberíamos pasar un mes leyendo distintos “términos y condiciones”. Pero nos cabe preguntar, ¿Tenemos privacidad? ¿O la perdimos a manos del mundo digital?