-¿Te puedo coger el culo?
-¿Cómo?
-Si te puedo coger el culo. Como hablamos.- Tenía razón, lo habíamos estado hablando y charlando durante un tiempo. Yo mismo le había dicho que quería animarme.
Que quería hacerlo y confiaba en ella.
Me quedé en silencio.
Ella me miraba con un vaso de vino en la mano. Estaba con una mezcla entre ansiedad y vergüenza. Era la primera vez que ambxs hablábamos del tema cara a cara.
***
Fuimos a la secundaria juntos, teníamos buena onda en esa época, no es que éramos ultra unidos, pero nos llevábamos bien. Sobre todo en 1ro cuando nos sentábamos juntos y compartíamos de lunes a viernes 8 horas de clases. Como siempre, termino el colegio y chau, no nos hablamos más.
Esa boludez del “que no se corte” que dicen todos en Bariloche… Bueno no vi a nadie más, en cierto punto eran bastante boludos mis compañerxs. Menos ella. Pero no seguimos en contacto.
La estoy haciendo larga, va la versión resumida.
Antes de la pandemia la encontré en instagram y nos comenzamos a seguir. Fueguito, like, comentario, contestar historia y toda esas boludeces que hacemos ahora para encarar. Finalmente nos encontramos para tomar una birra y chapamos.
Ambxs pensamos que la cosa quedaba ahí en un chape y listo.
Covid. Pandemia. Quilombo.
Todo el mundo adentro.
“Que flash esto que esta pasando, ya me vi mil series de Netflix”.
“Si yo me leí varios libros que tenía pendientes. Es una locura, y me estoy aburriendo rápido”.Yo también estaba aburrido. Obvio,hablamoscasi todos los días.
Hasta que terminamos intercambiando nudes, sexting, videollamadas, y acabando juntos a través de una pantalla. Cosas de la cuarentena…
***
Seguía mirándome esperando la respuesta.
-Dale. Tengo ganas. Me daba vergüenza pedírtelo pero tengo muchas ganas.
-No seas boludo, si ya lo hablamos. Aparte me vine preparada.
Sacó de su cartera un lubricante especifico para el sexo anal, y un cinturón con dildo que por suerte no era tan grande.
-Sos lo más. A ver dame eso ¡Boluda tiene rico olor! – Les juro que tenía olor a tutti-frutti, o mejor dicho “choti-frutti”.
-Jajaja ¡dije lo mismo! Pero, ¿tenés ganas?
-No te voy a mentir, inconsciente sabía que hoy podía ser el día. Tengo ganas. Ya leí mucho del tema y quiero.
Era verdad, había estado leyendo sobre el “pegging”. El cambio de roles.
La definición es la penetración de la mujer hétero al hombre hétero, pero me gusta más pensar que es la penetración de la persona con vulva a una persona con pene, mediante el uso de un “cinturonga” (un arnés con un dildo).
En el ano se encuentra la próstata, que es una glándula que esta en el centro de la pelvis, detrás del hueso púbico y encima del perineo (zona entre los testículos y el ano). Entre sus funciones, produce el líquido seminal que se mezcla con el esperma durante la eyaculación. Lo podemos estimular de manera externa a través del perineo o de manera directa por el ano, ya sea con un dedo, un juguete, un pene…
El culo es una fuente de mucho placer, en este caso (persona con pene), el “punto g”, o mejor dicho el “punto p” esta ahí. En el culo. Sin embargo, hay tantos prejuicios y tabúes, que muchxs (por no decir la mayoría) se priva de acercarse a la zona para disfrutar.
¡Con mi culo no! Dicen todos los “machos” sacando pecho y poniendo la voz gruesa, pero casi siempre piden cogerle el culo a su pareja. “Va a dolerme”, “me voy a volver homosexual”, “no es normal”, se excusan. A ver, queridx, si pensás que te va a doler, porque deducís que a tu pareja no le va doler cuando lo pedís. Segundo, las prácticas sexuales no tienen nada que ver con tu orientación sexual, y si te privas de disfrutar de una fuente de tanto placer por ese pensamiento, bueno sos un boludo, no puedo decirte otra cosa. Y ¿qué es lo “normal”? Todxs lo vivimos de distintas formas, no hay una verdad absoluta en torno al sexo.
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Estábamos en mi departamento, un piso 7 al frente. Había una tormenta fuerte, así que imagínense como se sentía estando tan alto. Tomábamos un vino, tinto, que me recomendó un amigo y comimos picada. Era el ambiente ideal para coger.
¿A quién no le gusta garchar con lluvia?
-Vení para acá. – me agarró la remera y me llevó para su lugar y comenzó a besarme.
Se me paró . Ella lo notó. Me tocó por arriba del pantalón mientras yo le tocaba el culo.
Cómo calienta un buen chape.
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El perineo siempre fue una zona que me gustó estimularme, por eso estaba seguro que quería seguir explorando y disfrutando. Sabía que el sexo anal no debe doler, si duele hay que frenar. Hay ciertas “reglas”, si se quiere, que esta bueno tener presente.
Primero es importante, como en toda relación sexual, el consentimiento explicito de ambxs. Luego hay que saber que el ano no tiene lubricación natural, y el sexo anal es una práctica en donde hay mucha fricción, entonces sí o sí lubricante. Para mi gusto el que es a base de silicona es el mejor, porque el cuerpo no lo absorbe tan rápidamente. Y usar la cantidad que sea necesaria, no sean ratas.
Después no hay que pensar en que sí o sítiene que entrar todo, ya sea dedo, pene, dildo… Si nos ponemos como “meta” que entre todo, vamos a estar pensando en eso todo el tiempo, y es importante que estemos relajadxs cuando tenemos sexo anal. Paciencia. Puede ser que la primera vez no se logre penetrar, pero eso también esta bien. Tranca.
Un poco de lubricante en el dedo para comenzar a jugar va re bien, también un poco de sexo oral, un beso negro… Una buena posición (que también sirve para la autoexploración) es estar boca arriba, llevando las rodillas al pecho. Cuando penetres con el dedo, curvalo un poco y vas a sentir una pequeña bolita, a 5 cm sobre la pared anterior. Está cerca. Son dos falanges, no es tanto.
Podemos estimular presionando fuerte, hacer circulitos, ir viendo que es lo que más te guste.
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Cómo calienta un buen chape.
No era la primera vez que garchabamos, apenas pudimos vernos post cuarentena nos juntamos. Pero no hablamos de este tema, fue más “tradicional” (lo que para mí es tradicional): Chape, paja, sexo oral, penetración, orgasmo y eyaculación.
Pero esta vez, el haber hablado y estar ambxs dispuestxs a explorar nuestra sexualidad, el chape nos estaba calentando mucho.
No sé si seguir escribiendo, pero…
Me desabrochó el pantalón y empezó a pajearme. Yo le metí un dedo en la concha que estaba muy mojada.
Estábamos muy excitados.
Me agarro de la verga y me llevo a la habitación.
-Sacate la ropa, ponete de espalda y las rodillas contra el pecho.
Obedecí.
Cuando me la volví a mirar, estaba con las tetas al aire. Solo con una tanga negra y el arnés con el dildo. Se estaba poniendo lubricantes en el dedo índice.
-¿Estás listo?