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La mayoría de nosotrxs hemos utilizado la palabra “masoquista” para referirse a alguna persona que va siempre hacia el dolor o que se golpea siempre con la “misma piedra”. Pero ¿Qué es el masoquismo?

Como saben, nos gusta escribir sobre distintas prácticas sexuales, hoy no es la excepción, hablemos del masoquismo. La “M” dentro de BDSM. Entre las distintas definiciones que encontré cuando investigue sobre el tema, la que más me gusto fue la que se refiere al masoquismo como «el deseo, la capacidad de excitarse o llegar al climax mientras se experimenta sensaciones que otras personas evitan«.

El dolor no es el mismo

Vamos a hablar de incomodidad o dolor, pero tengan en cuenta que el masoquista, cuando está excitado y en un estado de “rendición” antes estas sensaciones, el dolor que experimenta no es el mismo tipo de dolor que podría causar molestias a otrxs.

Es verdad que hay cierto estigma del “masoquismo”, sobre todo un estigma o etiqueta negativa, como si fuera una palabra mala. Hay doctorxs, psicólogxs u otros profesionales de la salud mental que tampoco escapan a este prejuicio. Ojo, no pretendemos generalizar, porque creo que ha cambiado en los últimos tiempos. En unos primeros momentos, en donde se buscó educar a los profesionales de la salud mental sobre el BDSM, se hizo foco en que es una práctica basada en el consentimiento y negociación.

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Para muchxs de esos profesionales, el simple hecho que alguien quisiera practicar BDSM, significaba que tenía alguna enfermedad mental, porque sino no lo haría. Y también que las personas que le hacían esas cosas a otrxs eran “monstruos”. La realidad es que estos prejuicios tienen que ver más con los valores conservadores y religiosos más que con una observación objetiva. Si una práctica hace mal o no hace feliz a una persona debería poder demostrarse.

La búsqueda del dolor

El dolor es una advertencia de que nuestro cuerpo está en peligro. Puede ser síntoma de una enfermedad o una herida, pero los humanos siempre buscaron controlar su reacción frente a ese dolor. Si no pudiéramos tolerar un poco de incomodidad, tristeza, ansiedad o dolor, como hacemos para pasar el día a día.

Las personas deliberadamente han construido situaciones dolorosas y se han enfrentado a ellas para obtener un numero de distintas sensaciones. Cuando nuestros cuerpos sienten estrés, automáticamente produce una reacción química que nos ayuda a enfrentarlo. Adrenalina, endorfinas y narcóticos naturales fluyen por nuestro sistema nervioso.

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Somos de pensar que el placer es bueno y el dolor malo, pero es verdad que muchxs han experimentado grandes doleres en el sexo vainilla. Mientras que por otro lado, se han sentido con una ternura increíble mientras un hilo de sangre les recorre el cuerpo o tienen unas pezoneras en su cuerpo. Esto es porque saben que están en un ambiente seguro, consensuado y cuidado para que eso suceda.

¿Qué te gusta a vos?

Se podría decir que hay 4 escalas o posiciones para lxs participantes: Masoquista, Sadista, Sumiso y Dominante. Cada una de ellas es independiente entre sí. El masoquista puede pretender ser sumiso solamente para ser azotado hasta llorar. Por otro lado, el sumiso puede no gustarle el dolor, a menos que sea parte de un “servicio” que le sea requerido por su maestro o mistress. El dolor puede ser representado como un símbolo de pertenencia, algo que al sumiso le excita mucho.

Obvio que los roles pueden variar y cambiar, al igual que un día una palmeta puede no causarte mucho dolor, pero a la sesión siguiente no podes aguantarla. Por eso es importante recordar que el punto de hacer una escena es como te hace sentir a vos, no las técnicas o juguetes que usas. Un buen top tiene que entender esto. No solamente en el masoquismo, sino en todas las prácticas.

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La negociación

Como toda práctica, requiere de una negociación previa, ver dónde va a tener lugar la escena, que juguetes se van a utilizar, escoger una safe Word, tomarse el tiempo. No hace falta apurarse. Nunca pretendan tener más experiencia de la que tienen, sean conscientes de eso. Cuanto más preparen la escena previamente a jugar, más espontáneos podrán ser a la hora de sesionar.

Cuando terminan, está bueno charlar sobre las cosas que funcionaron y las que no. Es importante recordarle al bottom que está en un ambiente seguro y que él/ella tiene el control de la situación, pueden llevar varias sesiones en construirse la confianza.

Para algunos bottoms, el objetivo es no tener el control, no quieren cooperar en la negociación del escenario, sino que quieren la fantasía del “no consentimiento”. Quieren que las ataduras sean imposibles de salir, quieren que los “rompan”. Para aquellxs que son nuevos en este mundo, hay que ir con precaución, las consecuencias emocionales de una mala sesión pueden durar bastante tiempo.

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Como siempre luego de una sesión deben haber consensuado un aftercare, y si pensas que la escena podría llegar a ser muy heavy, también está bueno pensar en un aftercare para cuando vuelvas a estar solx.

Como siempre aclaramos, si les interesa está práctica no se queden con estos parrafos. Intenten acercarse a grupos que practiquen para informarse. Y como siempre pueden escribirnos a nosotrxs.

(Todas las PH, obra de @irufotografia)

Lxs invitamos a escuchar el episodio de Funny Sex Podcast en donde hablamos de Sadismo y Masoquismo, pueden hacer click ACA.


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