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Cuando empecé a escribir sobre el BDSM, una de las cosas con las que me crucé fue una guía de autospanking, en donde daba distintas instrucciones para poder azotarse uno mismo. Después de varias notas, creí que era el momento de probar el self spanking, así que volví a leer ese texto y busqué más información para poder realizarlo de la mejor manera sin lastimarme.

Para aquellos que no sepan sobre el spanking, es una práctica en donde se busca obtener placer sexual mediante azotes (obviamente siempre consensuados), golpes con la mano o cualquier otro elemento en los glúteos de la pareja con fines eróticos. “Forma parte del sado, pero no es dar nalgadas porque sí, sino que implica juegos de roles de dominación y sumisión entre el spanker (azotador) y spankee (azotado).” (letskinky.com).

En algunos sitios leí que es como “la puerta de entrada” al BDSM, porque seguramente todo el mundo ha recibido o ha dado un chirlo en algún momento de su vida y durante alguna relación sexual, de más está decir que de manera consensuada. Perdón que repita mucho este punto, pero me encuentro que todavía algunxs no tiene tan presente esto ¡lo cual está mal!

Bueno, volvamos a mi sesión de autospanking. Primero, leí mucho y me informé antes de hacerlo, como dije al principio, no quería lastimarme. Volví a entrar a Mazmorra después de un tiempo, y me topé con un foro en donde hablaban del tema. Algunxs comentaban que lo realizaban cuando no tenían una pareja con quien practicarlo, otra chica dijo que lo realizaba cuando tenía sesiones virtuales, es decir vía web-cam un spanker le decía cuántas veces debía golpearse.

Algunxs escribían que era una especie de “masturbación”, ya que es realizar una acción sexual uno mismo. La mayoría, aunque creo que todos, coincidían que servía mucho para conocer los gustos de uno mismo y por “donde podría ir su BDSM”. Destaco una frase que me gustó mucho que escribió alguien en un foro: “Azotar también es un arte, y hay que saberlo hacer y recibir para poderlo sufrir y gozar simultáneamente.

Basta de vueltas

Ya había leído demasiado, tenía que animarme de una vez por todas a golpear mis pompis. Debo admitir que cuando lo realizaba pensando que obviamente lo iba a volcar en palabras, la adrenalina me subía, pero tenía que estar tranquilo para no lastimarme. Lo realicé 3 días distintos, porque en el genial perfil de Kinky Bunny encontré una guía ilustrada para el auto-spanking en donde explicaba distintos métodos para realizarlo.

Primero de todo, el post aclara que puede parecer fácil, pero que toma tiempo encontrar los elementos y posiciones que le sirvan a cada uno, así como también práctica para poder pasar barreras psicológicas y poder golpearse más fuerte. Primero elegí el elemento que iba a utilizar: una regla de madera de un metro de largo. El escenario fue el estudio donde escribo estos párrafos para #LatSex.

Primera prueba

El primer método que plantea la guía consiste en decidir antes de empezar cuántos golpes vas a querer darte y contar en voz alta. El numero elegido fue 5, porque 3 me parecía muy poco y 7 mucho (tenían que ser números impares porque tengo un TOC con eso je). El día estaba caluroso y era cerca del atardecer. Estaba solo en mi casa, así que me sentía bastante libre y sin verguenza por la posibilidad que me vieran, de fondo sonaba Marilyn Manson, porque necesitaba que haya algo de música en el ambiente, y el tema “Slowmotion” me pareció perfecto.

No voy a dar tantas vueltas, estaba parado con la regla en mi mano derecha y no sentí la necesidad de desnudarme completamente, sino que bajé la bermuda para dejar al descubierto mis glúteos. Empecé despacio contando en voz alta como decía la guía, y a medida que avanzaba subí un poco la intensidad hasta llegar al número 5. Repetí lo mismo 2 veces más, siempre subiendo un poco más la fuerza, pero nunca hasta el punto de no aguantarlo y sufrirlo, sino disfrutando del momento. Cuando terminé tenía la zona roja, dolía, pero no mucho. Me puse un poco de hielo como había leído, pero no fue una lesión que no podía moverme. Para ser mi primera sesión sentí que me la aguanté bastante bien y que todavía tenía mucho que practicar.

Siempre tuve en cuenta dar un azote firme, porque había leído que “un buen azote es aquel que se da sexo y con total contundencia, sin titubear ¿Por qué? Porque si lo dudas, aunque sea un poco, la fuerza de la mano o del instrumento puede lastimar o causar escozo en la piel.” (letkinky.com)

Segunda vuelta

Como les dije antes, hice 3 sesiones en diferentes días, quería que la zona cure antes de volver a golpearla. El segundo método fue el que más me gustó. En este caso el living fue el lugar elegido, y si no recuerdo mal fue una semana o menos de la primera, aunque la zona no estaba lesionada, también tenía que encontrar el momento para poder hacerlo en tranquilidad y con tiempo. En esta ocasión no puse música de fondo y fue durante la mañana, ese mismo día me había despertado con la idea en mi cabeza que tenía que volver a hacer una sesión de autospanking.

El elemento en este caso fue otra vez una regla, pero en esta ocasión de plástico, ojo esas verde oscuro que usan los arquitectos, son bastantes duras. La posición, me da vergüenza decirla, pero fue arrodillado sobre el sillón apoyado contra el respaldar. El segundo método que describe Kinky Bunny consistía en programar un temporizador o cronometro en 30 segundos, y contar la cantidad de impactos que podía darme en ese rango de tiempo.

Luego volver a repetir e intentar aumentar ese número e intensidad. Si les digo los número sería un mentiroso, no los recuerdo muy bien, pero sé que la primera vuelta fueron 15 justos, un impacto cada 2 segundos. Repetí el método varias veces más que la primera vez, y considero que llegue a un punto de golpe bastante fuerte. Sin darme cuenta, me estaba gustando un poco el spanking. En esta ocasión la zona de mi pobre nalga izquierda quedo bastante más roja que la primera vez, pero me aplique hielo sobre la zona en varias ocasiones y no fue nada del otro mundo.

Ultima ronda

En esta oportunidad espere un tiempito más para volver a hacer una sesión, pero no sé era mi cuerpo o la necesidad de escribir esta nota y contarles mi experiencia, que todos los días pensaba en cuando podría llevar adelante el tercer método. Finalmente, un jueves por la tarde encontré el tiempo y la soledad para hacerlo. Nuevamente el lugar elegido fue el estudio, pero en vez de estar parado lo hice arrodillado y apoyado contra el respaldar del sillón que tengo en la habitación, esa posición me resultó cómoda. Este último método consistía en buscar una canción con un ritmo rápido y golpear siguiendo ese ritmo. Como la primera sesión puse Marilyn Manson de fondo, consideré que era adecuado volver a poner un tema de él, así que elegí un clásico: “Tourniquet”.

Me azoté al ritmo del tema, y cuando terminó dejé que Spotify decida el destino de mis golpes… Sonó “Sugar” de System of a Down, “Mother” de Danzig, “Between Angels and Insects” de Papa Roach, y varios temas que no recuerdo. Si tengo presente cual fue el último: “Domination” de Pantera. Fue rápido, muy rápido.

Ese día perdí la cuenta de cuantos azotes fueron, en realidad no los conté. Me gustó mucho el método, pero por momentos sentía que mi cabeza estaba más en la música que en los golpes y disfrutar de la sesión. Ojo es mi percepción. Ésa fue mi primera experiencia con el self spanking. Todavía me queda muchísimo por seguir practicando y aprender. No sé si es como masturbarse, pero sí creo que es una buena forma de ir conociendo los gustos que tiene cada uno y la propia tolerancia al dolor en el caso que te guste el spanking.

Si les interesa realizarlo en sus casas, les recomiendo que se informen, no se queden simplemente con esta nota. Kinky Bunny o Litoral Kinky tienen mucha info para hacerlo bien y evitar lastimarse. En fin, hasta acá llegó la nota. A medida que escribo miro de reojo la regla verde que está sobre el escritorio. Voy a poner algo de música y aprovechar que estoy solo.


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