Voyeur. Relato de una noche de cuarentena

ojo mirando a la camara
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Esto me paso durante la cuarentena. No recuerdo bien si era viernes o sábado. Estoy seguro que fue un día que había fiesta Bresh por Instagram. Estaba en mi habitación apoyado en la ventana y mirando los movimientos que pasaban en los distintos departamentos del edificio que tengo enfrente.

Son dos viviendas por piso. Todas tienen un balcón y ventana que dan a mi edificio. Siempre me gusto ver y hacerme historias, diálogos y fantasías sobre las situaciones que veo. Me pasa también cuando estoy en algún lugar público y veo a dos personas discutiendo o haciendo algo raro, me invento historias. Y bueno a veces también prejuzgar, para que mentirles.

En el piso 6 “A” estaban viendo una película de terror, una parejita acurrucada en el sillón tapándose con una manta. Estoy casi seguro que miraban “El Conjuro”. La primera, que te cagas todo cuando la ves. Lo bajón que tiene este “escenario” es que siempre cierran las persianas cuando cogen. Nunca los pude enganchar.

Sigo mirando.

En el departamento siguiente una madre gritaba a sus hijos que parecían estar peleando por un partido de play que termino en goleada de uno. Les gritaba con cara de cansancio, como agotada de estar a cargo de dos pendejos caprichosos. Enfermos, embobados, alienados por una puta consola de juegos.

El padre nunca lo vi.

Una vez me acuerdo que la vi a la señora cabalgando a un flaco de 30 años en el sillón azul del living. Pero al padre de los pibes nunca lo ví.

Por suerte no hacía frío y podía estar apoyado en la ventana disfrutando de una pequeña brisa que corría por las calles desoladas de Rosario.

El piso 7 era más aburrido. En primer depto nunca pasa nada. Vive un viejo amargado con mucha plata. O por lo menos eso parecía. En mi cabeza es un chabón que toda su vida lo único que le intereso fue la plata, y eso lo termino dejando solo. Solo y amargado con su departamento amueblado a todo culo, pero sin poder compartirlo con nadie. Seguro era el típico chupa culos de la oficina. A veces me daba un poco de pena, debe ser difícil pasar una cuarentena completamente solx.

En el depto B, que era el que estaba enfrente al mío, no vivía nadie.

O eso creía.

Porque la luz del living estaba prendida.

El corazón me comenzó a palpitar rápido ¿quien mierda era el vecine del viejo cascarrabia? Antes que digan algo, sí, se me subió la adrenalina. Piensen que era cuarentena. Cualquier cosa que cambiaba un poco la rutina era hermoso.

Entrecerré los ojos y lleve mis manos a la cara haciendo una especia de larga vista, como si de esa manera mis glóbulos oculares hicieran zoom ¡Una valija rosa al lado del sillón! “Seguro es una chica, y seguro pendeja porque una valija de ese color solo se lo compra alguien pre 30”.

La luz de la habitación se encendió.

Moví la cabeza rápido con mi manos todavía en la cara.

Latidos más rápidos.

Estaba por descubrir quien era la protagonista de mi nueva historia.

Entro una morocha envuelta en una toalla.

Silencio… Solo escuchaban mis latidos.

“¿Y esta quien es? Que no cierre las cortinas…”, mi cabeza estaba confundida. Mi otra cabeza comenzaba a hincharse.

La toalla cae al piso. La morocha estaba de espalda a la ventana, podía ver su culo redondo. Liso. Suave y brilloso. Era hermoso y estaba apuntándome.

Estaba tan extasiado que no se en que momento se puso la tanga roja. Por ahí ya la traía abajo de la toalla. Que se yo, no me importaba.

Arriba no tenía nada, así que podía verle un tatuaje que le recorría toda la espina dorsal. Me arriesgo a decirles que eran las runas de Led Zeppelin…

Me estaba dando culpa, no quería seguir viendo, estaba mal. Pero a la vez tenía la pija dura en que luchaba para salir del boxer y juntarse con mi mano para hacer el baile que tan bien les sale.

A ver, creo que todxs somos un poco voyeuristas… ¿Saben que es el voyeurismo?

El voyeurismo, según Kinkly, es el interés sexual de ver actividades, que por lo general son privadas e intimas, sin que el otre sepa que esta siendo observado (cambiándose, teniendo sexo u otro tipo de actividad). Usualmente el voyeurista espía desde una zona que no puede ser descubierto, aunque a algunxs también lxs excita la idea de poder ser descubiertxs.

La palabra ‘voyeur’ viene del francés, que significa literalmente “el que ve”. Una de las principales características es que la persona que esta mirando, no interactúa sexualmente directo con la persona que esta siendo observada. Por lo general se acompaña de masturbación, pero no es una condición necesaria para la práctica del voyeurismo.

A ver dejemos en claro que es ilegal, y además es una violación al consentimiento de aquellxs que son observadxs. En realidad no hay consentimiento, algo fundamental en cualquier práctica sexual. Por eso, esta bueno consensuar una fantasía en donde todxs lxs participantes den su consentimiento.

Sigamos.

Estaba como atontado por lo que estaba viendo, mirando el culo de la morocha que ya se había puesto el corpiño y buscaba la ropa en el placard.

Se da vuelta.

Hago contacto visual.

Como un boludo me tiro al piso como una bolsa de papa. O como los juguetes en Toy Story cuando Andy is coming

¿Que hago? ¿Vuelvo a asomarme y le pido perdón?

¿Me hago el boludo? Total seguramente no me la cruzo nunca mas…

En la mano derecha tenía la pija dura.

Ni me había dado cuenta que me había estado pajeando y tenía toda la punta mojada.

La mano y la verga hacen lo que quieren…

El corazón me latía a mil.

¿Que hago?

-Esta mal lo que hiciste, ¡no tenes que espiar a la gente en esas situaciones! – me decía mi pepe grillo en la cabeza.

-Pero no lo hice a propósito, yo estaba mirando al pedo.

-Ahora ya esta. Acaba y saca toda esa leche culposa voyeurista y no te asomes más hasta que termine la cuarentena…

Obvio le hice caso. Me fui arrastrando por la habitación hasta el baño, sin levantar el cuerpo por sobre la ventana. Prendí la ducha, me bañe y acabe en 60 segundos. Un minuto posta, lo se porque es el tiempo que tarda el calefón en prender bien.

No me acerque en toda la noche ni al balcón o la ventana. Me fui a dormir bien tarde para que cuando tenga que cerrar las persianas ya estuvieran todo el mundo dormido.

Tres días después, cuando salí a tirar la basura me cruce a la morocha.

-Hola – mi dijo riéndose debajo de la mascara transparente anti covitera – Ya se que me viste por la ventana, me dio mucha risa como te escondiste.

Paralisis y calor. Senti mi cara prendiendose fuego y poniendose color rojo fuego.

-P-perdón. Mil perdones, no fue mi intención – estaba transpirando.

-No seas boludo, no pasa nada ¡Posta! Tranquilo. Un par de días antes te vi haciéndote la paja en el sillón, solo que vos no me descubriste. Y esa noche te había visto en la ventana mirando así que mas o menos lo hice a propósito…

ROJO, ME PUSE MAS ROJO. Se empezó a cagar de risa mal.

-Tranca. Empecemos de vuelta. Hola me llamo Luna.

-Ho-ho-hola, soy Nano…


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